Hasta los años ochenta, la presencia de la Iglesia en la sociedad española tenía un papel decisivo en la educación, en las acciones sociales y sanitarias. El clero participaba en la política nacional, era emblema de la moral nacional y organizaba una parte fundamental de la actividad cultural del país.
En el siglo XXI, esta instituición atraviesa una crisis sin precedentes: pierde peso en la sociedad, escasean vocaciones y envejecen los fieles. En este contexto y coincidiendo con la celebración del “Año mundial de la vida consagrada” nos preguntamos por esas vidas privadas. Vidas que han permanecido durante años en un lugar un tanto inaccesible para los laicos.
Así se fraguó “Vida divina”, como un retrato de tres religiosos que nos permitiesen indagar en cómo viven y miran el mundo desde la máxima intimidad. Sor Elizabeth, Madre Superiora de las Siervas de Jesús; Carles Seguí, joven sacerdote a cargo de diversas iglesias del Pla de Mallorca; y a Jaume Alemany, sacerdote de la Pastoral Penitenciaria. Ellos, aceptaron abrirnos sus casas y permitieron el observarlos desde la mayor invisibilidad.
“Vida divina” es un ensayo abierto a múltiples interpretaciones. Una mirada invisible sobre la vida divina y terrenal de estos tres religiosos.